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Sin duda Oreste Berta, apodado “El Mago” por sus creaciones técnicas, revolucionó al automovilismo argentino en todas sus categorías. En Rafaela donde había nacido y cuando aún era un niño ya había comenzado a extraer más potencia de un pequeño motor Cucciolo 50cc de motocicleta. Tras un curso industrial en Estados Unidos comenzó en 1963 con el automovilismo preparando su primer Renault 1093 para Federico Weis y luego junto a Eduardo Copello ganaron casi todas las competencias de Turismo hasta el año 1966.
En 1967 se hace cargo del equipo oficial Torino de Industrias Kaiser Argentina, cuyo Presidente James Mc. Cloud siempre lo apoyó en sus comienzos. El equipo Copello, Gradassi y Ternengo arrasó el torneo de Turismo Carretera sepultando para siempre a las clásicas cupecitas Ford y Chevrolet que habìan dominado desde 1937.
Lo mismo sucedería con la Mecánica Argentina Fórmula 1, Fórmula 2 y Fórmula 3, además de la categoría Sport Prototipos, donde sus chasis novedosos tuvieron la primacía en casi todos los torneos en que participaron. Sus logros internacionales, pese a no contar nunca con apoyo estatal, fueron numerosos. La construcción del Berta LR Sport prototipo asombró a esta categoría mundial en 1971 en Buenos Aires y Alemania, construyó un motor Fórmula 1 V8, un monoposto de Fórmula 1 y de la Fórmula 5.000 americana y un Fórmula 2.Las 84 Horas de Nurburgring en 1969 con el equipo Torino fue otro eslabón exitoso en 1969 del preparador de Alta Gracia.
Curiosamente Berta no era ingeniero. Abandonó sus estudios en tercer año luego de discutir con sus profesores sobre soluciones técnicas y se dedicò a leer y experimentar. Fue siempre un creador buscando la solución de cada problema técnico y de sus manos salieron motores, chasis, caja de velocidades, suspensiones y cualquier otro elemento novedoso para sus autos de carrera.
En su amplio taller de “La Fortaleza” en Alta Gracia continúa, como hace casi medio siglo, desarrollando motores y piezas para distintas fábricas del mundo, con el espíritu y entusiasmo de siempre acompañado por su esposa Liliana y sus hijos Orestito, BrIan y Cheryl que lo secundan en su enorme tarea.
Eduardo Gesumaría (“Sprinter”), conoce a Oreste Berta desde que comenzó en el automovilismo y pensó que el preparador de Alta Gracia debía tener un libro que reflejara tantas hazañas técnicas aunque, sin duda, no era fácil resumirlas. Pero con el apoyo del mismo Berta, su archivo y vivencias, se concretó esta obra que refleja los innumerables éxitos que lo proyectaron a nivel mundial dejando un ejemplo de vida para la juventud.